lunes, diciembre 05, 2005

Autor: Israel López Montaño. EL CASO DE LA MEDITERRANEIDAD DE BOLIVIA



El caso de la mediterraneidad de Bolivia ha estado constantemente presente en la agenda de política exterior del Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto como una Política de Estado. En el año 2003, Bolivia ha sido sacudida con una movilización de campesinos y obreros, liderada por la Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia (CSUTCB), la Central Obrera Boliviana (COB) e indígenas; esta movilización de masas logró presionar al Presidente Gonzalo Sánchez de Lozada a renunciar a la primera magistratura, y por vía constitucional el Vicepresidente Carlos Mesa asumió el cargo de la dirección del país. Una de las razones de este movimiento de masas fue la posible exportación del gas boliviano a través de Chile, situación que es contraria a la aspiración boliviana de recuperar su salida soberana al Pacífico. Por esta razón la diplomacia boliviana por instrucciones del actual Presidente Carlos Mesa ha emprendido una campaña frontal en la consolidación de esta Política de Estado.

Aunado a este reclamo justo que tiene Bolivia por una salida soberana al mar el Presidente de Venezuela Hugo Chávez Frías manifestó solidaridad a sus hermanos bolivianos en su aspiración marítima al decir que “soñaba en bañarse en una playa boliviana”. En el mismo sentido el Secretario General de las Naciones Unidas Kofi Annan, el Presidente de Cuba Fidel Castro, el ex Presidente de los Estados Unidos Jimmy Carter, y el Presidente de México Vicente Fox también ofrecieron sus buenos oficios para una posible mediación entre Bolivia y Chile.
Ahora bien, para entender la exigencia boliviana de una salida soberana al mar nos remontaremos a la Segunda Guerra del Pacífico que libraron Bolivia y Perú contra Chile en 1879.

Bolivia antes y después de la guerra de independencia, tuvo su salida soberana al mar, así consta en los documentos y mapas de la Audiencia de Charcas y posteriormente bajo el principio del Uti Possidetis Juris de 1810, se consolida los límites territoriales de las nacientes repúblicas, es decir, que Bolivia nació con un puerto marítimo en 1825. Chile desde el principio concibió una política expansionista con el objetivo de ampliar su extensión territorial, es así que actuó en esa perspectiva:

Chile trato de que Melgarejo (dictador boliviano en 1864-1871) aceptara al mismo tiempo un acuerdo secreto, según el cual el país sureño ayudaría a Bolivia a conquistar por la fuerza las provincias peruanas de Tarapacá, Tacna y Arica, si Bolivia, después de haberlas anexado renunciaba a su litoral situado mas al sur en beneficio de Chile. El dictador boliviano rechazo ese ofrecimiento, posteriormente los peruanos se enteraron del mismo, concibiendo una intensa desconfianza hacia el gobierno chileno y llegando a considerarlo como su enemigo natural.

Posteriormente a esta intriga Bolivia y Perú firmaron en 1873 un acuerdo secreto de mutua defensa y asistencia militar en caso de que Chile invadiera uno de estos países.

En 1866, cuando el gobierno chileno ofrecía este acuerdo secreto para anexionarse territorio peruano, a la par se delimitaron las fronteras entre Bolivia y Chile quedando establecido el paralelo 24 como línea divisoria y limítrofe. Los recursos naturales existentes en la zona se encontraban en los paralelos 19 al 25, y para su explotación por empresas chilenas junto a capitales ingleses solicitaron a Bolivia un permiso para poder explotar los nitratos hasta el paralelo 23, la oferta que se hizo a Bolivia fue de otorgarle la mitad de los ingresos fiscales producto de la explotación del salitre.

En 1874, se firma un nuevo Tratado a raíz de problemas que estaban surgiendo: se ratificó como frontera el paralelo 24, se acordó que durante un lapso de 25 años Bolivia no gravaría con nuevos impuestos, a personas, industrias y capitales chilenos, todo esto a cambio de que Chile no recibiría ingresos por concepto de la explotación del salitre. Años después Bolivia en acto de soberanía y autodeterminación decide gravar un impuesto a la Compañía chileno-británica Nitratos de Antofagasta, esta empresa ofreció a Bolivia una participación del 10% sobre las utilidades que generaba, en cambio Bolivia prefirió gravar con 10 centavos a cada quintal de salitre exportado. Pero Nitratos de Antofagasta se negó a cumplir esta disposición y en respuesta Bolivia intervino la empresa, con esta acción Chile influenciada por intereses ingleses decide invadir el territorio boliviano y en consecuencia Bolivia declara la guerra en febrero de 1879, sumándose a la contienda Perú por el acuerdo firmado en 1873.


La guerra se extendió por cuatro años ocasionado perdidas considerables a los ejércitos aliados. Chile iba ganando la guerra por que estaba mejor organizada, en mejor posición económica y contaba con el respaldo financiero de Gran Bretaña, así fue que Chile se apodero de toda la costa de Bolivia y de algunas partes del litoral peruano; frente a este escenario Perú pidió la paz, firmándose el Tratado de Ancón en 1883, donde se otorgaba a Chile el derecho de ocupar las provincias Tacna y de Arica por un tiempo de 10 años, a cambio Chile devolvió a Perú la provincia de Tarapacá que también cayo bajo dominio del ejercito chileno.


En cambio Bolivia siguió resistiendo la avanzada chilena después de la retirada de Perú y en 1884 se solicitó una tregua que derivo en la entrega del litoral boliviano a los chilenos. A cambio de esta anexión Chile prometió libre paso a las personas y mercancías provenientes de Bolivia hacia la costa ocupada. Ulteriormente en 1895 se suscribe un Tratado de amistad chileno-boliviano, por el cual Chile se comprometía a transferir a Bolivia parte de Tacna y Arica si estas se pronunciaban a favor de Chile mediante un plebiscito, pero nada de esto se llevo a cabo.

Años después debido a ese Tratado, Bolivia, con su litoral militarmente ocupado, sin puertos ni facilidades de tránsito, soportando una agobiadora horca aduanera, vivió una asfixia económica de tal naturaleza, que se vio obligada a firmar el Tratado de Paz y Amistad en 1904. Después de la suscripción de ese Tratado, los esfuerzos de Bolivia para lograr su retorno al Pacífico han sido permanentes.

A raíz de este enclaustramiento injusto Bolivia esta constantemente denunciando y exhortando una solución en todos los escenarios internacionales de las cuales es miembro, así en la LVIII Asamblea General de las Naciones Unidas, del 24 de septiembre de 2003, el Vicepresidente Carlos Mesa manifestó:

… que Bolivia no renunciará a su justa reivindicación de un acceso soberano al Océano Pacífico,... El enclaustramiento es un freno para nuestro crecimiento y el bienestar de nuestros ciudadanos, como se ha constatado en el análisis de los desafíos que enfrentan todos los países mediterráneos. La reintegración de nuestra cualidad marítima, es de justicia y es para nosotros ineludible, por lo que seguiremos pidiendo solidaridad y apoyo de la comunidad de naciones.

En el mismo sentido en la Cumbre de las Américas, llevada a cabo en Monterrey, México, el 13 de enero de 2004, el Presidente Carlos Mesa convocó:

… al Presidente Lagos y al Gobierno de Chile a buscar con nosotros una solución definitiva a nuestra demanda marítima, sobre premisas muy claras que creemos pueden ser efectivas.

También manifestó su disposición a dialogar en cualquier escenario sea bilateral o con el auspicio de cualquier país o grupo de amigos, o en una institución multilateral, demostrando así la voluntad boliviana de buscar una solución definitiva a este tema, ya que ambos países pueden beneficiarse con la solución de esta histórica controversia.

La posición Chilena es de desconocer que existe una controversia limítrofe con Bolivia, así lo planteo el Presidente de Chile Ricardo Lagos en respuesta al pedido de Bolivia de buscar una solución definitiva al caso del enclaustramiento marítimo, en la Cumbre de las Américas:

Lo que se ha planteado no es un tema pendiente entre mi país y Bolivia. Igual que ayer, igual que siempre, desde que ambos países firmaran y ratificaran un Tratado hace un siglo, Bolivia dispone de libre transito y de múltiples facilidades a través de Chile para llegar al Océano Pacifico. Chile no tiene temas pendientes con Bolivia.

Pero manifestó que su gobierno tiene la disposición de entablar un dialogo bilateral exclusivamente para discutir los temas que Bolivia crea pertinente y ofreció “relaciones diplomáticas aquí y ahora”.

Bolivia ya tiene más un siglo sin una salida soberana al mar, mediterraneidad que incide en su economía débil producto del escaso intercambio comercial obstaculizado por la carencia de un puerto, ahora la situación boliviana requiere de forma urgente y necesaria de una salida soberana al mar para poder exportar sus reservas de gas que posibilitaran aumentar la calidad de vida de su población que esta sufriendo los embates de un enclaustramiento injusto.

La manifestación popular a través de un Referéndum consultivo el 18 de julio de 2004 , donde la respuesta promedio fue de un 80% por el Si, facilitará y legitimará la política exterior y nacional dirigida por el Presidente Carlos Mesa. La recuperación de los hidrocarburos para el país y su posterior industrialización será un instrumento de política exterior que coadyuvara a la concreción de nuestra histórica reivindicación e impulsará el desarrollo integral de la nación.

La relación bicéfala entre Bolivia y Chile tiene que ser encaminada a una matriz única en la relación bilateral. Por un lado, las negociaciones en el área comercial no tienen ningún obstáculo al momento de llegar a un consenso, aunado a esta dinámica comercial ambos países son complementarios para el desarrollo económico de sus respectivas regiones; y por el otro lado la demanda histórica que tiene Bolivia hacia Chile imposibilita un acercamiento mucho mas confiable y fluido, la mejor solución es poner fin a las diferencias existentes. Si el vecino país no flexibiliza su posición respecto al tema marítimo y no adopta posiciones tolerantes con cualquier atisbo de acercamiento o manifestación de apoyo como la del ex-Canciller en Bolivia, no esta contribuyendo en nada a la construcción de la integración en la región de cara al futuro.

Debemos destacar sin lugar a dudas la voluntad que existe por parte del gobierno boliviano de sentarse a dialogar y buscar una negociación que sea de una vez por todas la solución definitiva a una injusticia contra un pueblo que ha sido la víctima de intereses extra continentales y hegemónicos al poseer reservas naturales de plata, salitre, guano y ahora gas. La posición inexorable de Bolivia es en consecuencia en palabras del Presidente Mesa: “…una voluntad racional, constructiva e integradora en una demanda que no cambiará…”.

BIBLIOGRAFÍA E INTERNET

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