sábado, septiembre 23, 2006

DISCURSO DEL PRESIDENTE CHAVEZ EN LA ONU

Discurso del Presidente Hugo Chávez Frías ante la Onu

Presidente Chávez:
Excelentísimo Señor Kofi Annan, Secretario General de Naciones Unidas; Excelentísimo señor Han Seun So, Presidente de la Asamblea General de Naciones Unidas. Honorables Señores De-legados, colegas, mandatarios, Jefes de Estado, Jefes de Gobierno; Señoras y Señores.

Hace poco más de un año estuvimos aquí en la Cumbre del Milenio, cuando faltaban casi cien días para que entrásemos a este siglo XXI. En aquel entonces comenzábamos nuestro discurso a nombre de Venezuela, de su pueblo bolivariano invocando el ejemplo supremo de Cristo y sus luchas por la justicia, por la paz y por la vida; hoy, cuando hemos entrado ya, aunque con pasos trastabillantes –diría yo- lamentablemente, a este siglo, nuevo, cuando en tan poco tiempo hemos sufrido el abominable atentado terrorista del 11 de Septiembre; cuando en contra de la cultura de la paz, cuando en contra del Diálogo de Civilizaciones declarado por Naciones Unidas, el año 2000, 2001; cuando en contra de la buena voluntad de los pueblos del mundo, han retornado re-pentinamente los tambores de la guerra, ahora entonces decimos más que ayer, con más fuerza y más pasión que ayer, que esas luchas por la paz reclaman papel primordial, Venezuela, su pue-blo, su gobierno, sus instituciones, se ha unido desde el primer momento al clamor, primero al rechazo, a estos hechos abominables y esta reunión en Nueva York, con esta increíble ciudad, en esta nación norteamericana, pues, oportuna para ratificar nuestro pesar, nuestro sentimiento al pueblo de los Estados Unidos, a su gobierno y a sus instituciones por estos atentados y por este dolor, y decimos, como hemos dicho desde el primer día de esta tragedia que enluta al mundo y que compromete al mundo. Decimos que la guerra contra el terrorismo debe convertirse en la guerra contra la guerra, vale decir, el logro de la paz.

En aquella Cumbre del Milenio también expresábamos con Simón Bolívar el Libertador de Su-ramérica, recordando su sueño de la Cumbre del Chimborazo, un mandato supremo, digamos, la verdad a los hombres. Y en base precisamente a las horribles verdades; horrorosas verdades que vivimos en el mundo, llamábamos entonces a construir un nuevo pacto mundial en Naciones Unidas, y cito textualmente de aquel discurso de hace poco más de un año lo que decíamos: “En este momento planetario –cito- siguen muriendo diariamente seres humanos, pero ahora las ci-fras se han duplicado, ya no como consecuencia de una guerra mundial, no, ahora la principal causa de esta horrorosa verdad es la miseria, la marginalidad, el hambre, por tanto lo que se im-pone en este mismo dramático instante es que en primer lugar reconozcamos, todos, esta verdad. Y en consecuencia, sin dilaciones de ningún tipo, construyamos un nuevo pacto mundial en Na-ciones Unidas. Naciones Unidas ahora, en el siglo XXI –seguíamos diciendo hace un año y para el III Milenio, debe concentrar todos y los más grandes esfuerzos posibles en el orden moral, en el orden intelectual, en el orden científico, social, cultural, económico y financiero, en la lucha contra los demonios del hambre, la miseria y la muerte que azotan el planeta”. Decíamos hace un año en este mismo hermoso y maravilloso escenario. Creo que estábamos cumpliendo con el mandato bolivariano de decir la verdad a los hombres.

En aquel entonces también reconocíamos, Venezuela reconocía la validez, la precisión, la gran visión y la verdad, hablando de verdades, que lanzó al mundo como reto para todos nosotros nuestro Secretario General en aquel documento preparatorio que luego terminó siendo la Decla-ración del Milenio. Y hoy lo recordaba nuestro buen amigo Kofi Annan en sus palabras, abrien-do esta sesión de debates; cuando recordaba por ejemplo que nos hemos comprometido, el año pasado a que para el año 2015 debemos haber reducido en un cincuenta por ciento la marginali-dad; y habiéndose tomado metas cuantificables y muy precisas, reducir la mitad de los seres humanos que sobreviven con ingresos inferiores a un dólar por día, o cuando también Naciones Unidas, en esa Cumbre del Milenio diciendo grandes verdades y recogiendo el clamor de nues-tros pueblos, apuntaba como apuntó y como tenemos que seguir apuntando a la gran meta de que todos los niños y de que todas las niñas de este planeta nuestro, para el año 2015 tengan ac-ceso a una educación, a todo el ciclo educativo. O como él lo recordaba hace un rato también, que todos los seres humanos del Planeta tengan acceso al agua potable. No estamos hablando ni siquiera de Internet, el agua potable, el agua básica para la vida. Esas metas, esas verdades del año pasado debatidas aquí durante semanas, repetidas en centenares de maravillosos discursos, sin embargo, hoy, un año después tenemos que seguirnos preguntando, como ya nos preguntá-bamos el año pasado en nuestra intervención ¿cómo es que vamos a lograrlo? ¿cuáles son las es-trategias exitosas para lograr estas metas sublimes para la justicia, por tanto, único camino para la paz verdadera? Y decíamos que aquí había que venir a descubrir verdades, sin máscaras de ni ningún tipo; que aquí, por el honor y por la dignidad y por la vida de nuestros pueblos, tenemos que venir a hablar además, sin temores de ningún tipo. No hay temores que valgan cuando se trata de la vida de los pueblos. Decíamos que aquí, a este escenario, tenemos que venir a hablar sin la doble moral que muchas veces invade nuestros espacios.

Que tenemos pues que venir a decir, como lo decía y lo citábamos ahora, que veo por aquí muy cerca de nuestros hermanos de India, a ese filósofo indú Guido Krysnamurti cuando hablaba de la verdad como dinámica básica para entender los secretos de la vida: la verdad, la verdad, la verdad. Queremos verdades. Si no reconocemos las verdades verdaderas, difícilmente consegui-remos las soluciones y los caminos verdaderos a los dramas horrorosos que vive el mundo.

Yo, vuelvo aquí hoy, a nombre del pueblo de Venezuela, a continuar aportando reflexiones e ideas en este esfuerzo de todos para buscar las verdades verdaderas, para hablar con palabras verdaderas que salgan de un combinación de la razón y de la pasión, del corazón y de la mente, que no sean un frío papel, que no se queden en el frío discurso sino que hurguen en la llaga de la verdad, porque la verdad del mundo hoy es una gran llaga, a la que habrá que curar como reto sublime.

Venimos pues, sin temores, con mucha buena fe, con mucho optimismo en la vida, en la her-mandad, en la unión y en la posibilidad suprema que tenemos hoy los dirigentes de los países del Planeta de buscar y conseguir construir verdaderas soluciones a los problemas reales, para bus-car la justicia y la paz. Nosotros, desde Venezuela creemos que hay que revisar el mundo, com-pleto. Con una gran lupa, una poderosísima lupa, porque el mundo ha venido muy mal; el mundo ha venido dando tumbos, de errores en errores.

Terminó la Segunda Guerra Mundial y nació Naciones Unidas, para bregar por la paz, para evi-tar nuevos horrores. No se han evitado nuevos horrores. Cayó el Muro de Berlín, cayó la Unión Soviética a finales del Siglo XX y se levantaron voces diciendo: Se acabó la historia, llegamos al fin del camino, llegamos a la era final, tecnotrónica, de la aldea global, de la mundialización, del Nuevo Orden mundial, es el triunfo de un modelo, es el triunfo de una filosofía porque cayó la otra derribada. Y eso es mentira ¿quién puede cantar victoria hoy en este mundo cuajado y cru-zado por la miseria, por el llanto, por el dolor y por la muerte ¿cuál es la victoria de cuál mode-lo?

Desde Venezuela pedimos con ardor, con pasión y aspiramos se nos interprete bien y estamos seguros que sí, porque lo que decimos lo decimos con amor, con fe y con esperanza invocando a Dios, Nuestro Señor e invocando la vida y la paz y el respeto y la hermandad. Que se nos inter-prete bien esta palabra. Necesario es mirar a fondo. Necesario es revisar los modelos políticos. Seguros que sí, porque lo que decimos lo decimos con amor, con fe y con esperanza invocando a Dios, Nuestro Señor e invocando la vida y la paz y el respeto y la hermandad. Que se nos in-terprete bien esta palabra. Necesario es mirar a fondo, necesario es revisar los modelos políticos que hoy existen en nuestros mundos, en nuestros países.

La Democracia, decimos en América, sí, la democracia, pero desde Venezuela decimos ¿de qué democracia me están hablando? ¿De democracias como la que hubo en Venezuela durante 40 años de 1958 a 1998? Que terminaron de destrozar a un pueblo, de quitarle su soberanía, de po-nerlo a vivir en la miseria sobre un territorio cuajado y lleno de riquezas, de petróleo, de oro, de tierras fértiles. Esa democracia es la que termina siendo un cogollo de cúpulas que se visten de democracia y terminan siendo tiranías. Esa democracia no la queremos más nunca en Venezuela. Y tengan la seguridad que más nunca la tendremos. Esas democracias hay que llenarlas de con-tenido popular, de ética, de justicia y de igualdad.


Hay que revisar también, decimos desde Venezuela, los modelos económicos que se pretendie-ron sembrar en nuestros pueblos. ¿Es el neoliberalismo el camino? Sí, el camino al Infierno. Ese es el camino al Infierno. Vayamos por las calles y las ciudades de la América Latina y veremos los resultados de la política neoliberal, salvaje, como lo dice Su Santidad Juan Pablo II. Es nece-sario revisar la economía. Es necesario revisar la ética. Es necesario revisar la política. Es nece-sario revisar el todo, hoy, si es que de verdad queremos que el mundo sea viable, que haya paz en nuestro Planeta.

¿Es la mundialización el camino al desarrollo? Pudiera serlo si la llenamos de justicia, de igual-dad y de respeto en las relaciones de todos. Todo debe ser revisado. Ya decía Vivianne Forres-ter cuando hablaba del “Horror Económico” que el mundo está en una mutación, en un cambio. Y eso tiene que llenarnos también de optimismo.

El mundo está cambiando. El mundo se mueve. Nuevas corrientes ocupan espacios. Vamos con esas nuevas corrientes, en paz, en democracia, pero buscando justicia. O como dice Ignacio Ramonet en sus reflexiones en Le Monde Diplomatique “las vías alternativas andan apareciendo por el mundo”. Desde Venezuela, humildemente, estamos haciendo un aporte a través de una revolución pacífica y democrática, comprometidos con el ser humano, comprometidos con una política internacional de paz, de amistad, de respeto, de pluripolaridad y hoy venimos a ratificar-lo. La voz de Venezuela condena el terrorismo.

La voz de Venezuela es solidaria en las luchas contra el terrorismo, y no sólo la voz, tam-bién las acciones, pero al mismo tiempo la voz de Venezuela es una reflexión que asume el mandato de Naciones Unidas, del respeto al derecho internacional, del respeto a los derechos humanos. Toda acción contra cualquier delito tiene que ser legítima. Tiene que ser enmarcada en el respeto a los derechos humanos y en el respeto al derecho internacional.

Nadie debe interpretar estas palabras de Venezuela como una condena a nada ni a nadie, es un llamado a la reflexión y es un llamado a enmarcarnos en las normas del derecho internacional y en los mandatos de Naciones Unidas. Eso no podemos echarlo por la borda, Venezuela también ha asumido su responsabilidad en diversos escenarios e instancias internacionales, en la Organi-zación de Estados Americanos estamos ahora mismo proponiendo que se incorpore la Carta So-cial, además de la Carta Democrática una Carta Social que le de profundidad a las luchas en el Continente para poner al ser humano en primer lugar.

En la Organización de Países Exportadores de Petróleo, donde ejercemos la presidencia de la Conferencia de Jefes de Estados pues hemos propuesto y hemos logrado en consenso de todos, el equilibrio y el diálogo entre productores y consumidores de petróleo, conscientes como esta-mos de la necesidad del seguro suministro y del precio justo para todos de este recurso tan vital para el desarrollo y para la vida.
Venezuela desde el G-15 donde ocupa hoy la presidencia, impulsamos el Diálogo Norte-Sur, la necesidad de revitalizar el Diálogo Norte Sur, pero un Diálogo que no sea de sordos, un Diálogo de iguales para buscar soluciones. El Diálogo y la cooperación del Sur con el Sur, de América Latina y el Caribe con el Africa, con el Asia, y todos los pueblos del mundo. Venezuela en el Grupo de los 77 aboga por estas mismas líneas estratégicas de consenso, de diálogo y de en-cuentros. Somos muy optimistas como tenemos que serlo todos, pero decimos, a pesar de todo que hace falta una gran voluntad política; mayor voluntad política para impulsar todos estos cambios y estas transformaciones. Si habláramos de la teoría de la guerra, es que tenemos que colocar la caballería al frente, la caballería es la política; la caballería es la ética y la voluntad de cambio que tenemos que impulsar.

Finalmente, creo que además del dolor y la condena y la lucha contra el terrorismo, y contra las bestias que hicieron este atentado horroroso, creo que el mejor honor, además de eso, a los caí-dos, a las víctimas inocentes de estos hechos y de muchísimos otros que en el mundo han sido, que en el mundo han dolido y que en el mundo hemos llorado, creo que el mejor honor a ellos, a esos niños inocentes que cayeron, a esos hombres, a esas mujeres, sería verdaderamente como le oí decir al Primer Ministro Británcio Tony Blair, hace unos días, allá en Down Street en una conversación que sostuvimos. Me decía Blair en una reflexión que le dije y le reconocí, maravi-llosa para este momento, decía que si algo provechoso había que extraer de esta crisis y este do-lor, es que debemos hacer una alianza global –decía él- para luchar contra las causas de la vio-lencia en el Planeta. Ya aquí los oradores que me han antecedido han señalado muchas de esas causas. Pero también decía el Emir de Qatar, a quien oímos, y Presidente de la Conferencia Is-lámica, una gran verdad, “que no se nos vaya a quedar esto otra vez en pura palabra -del dicho al hecho hay un trecho, dicen por allá en nuestra tierra- ahora sí es momento de ir a la acción concreta, queremos ver el estado Palestino. Queremos verlo hecho una realidad”. Que no sigan pasando los días, que no sigan pasando los meses, que no sigan pasando los años, y vengamos aquí a repetirnos las mismas palabras”. Vamos ya a la realidad. Queremos ver la transformación de las instituciones de Bretton Woods. Queremos verla ya, la transformación del Fondo Moneta-rio Internacional, del Banco Mundial. Queremos justicia para los “condenados de la tierra” co-mo decía Frank Fanon, pero ya, no mañana, mañana puede ser muy tarde. Finalmente decía que.

. decíamos también en aquel encuentro del 7 de septiembre del año pasado, tomando la Bi-blia, como lo dice el Eclesiastés, recordábamos, “todo lo que va a ocurrir debajo del sol tiene su hora”.

Hermanas y hermanos de este Planeta nuestro, adolorido. De este mundo nuestro, hagamos todo lo que podamos, pero de verdad verdadera para que esta hora difícil que vivimos, se transforme en la hora de los pueblos, en la hora de la justicia, único camino a la paz verdadera. Repito co-mo terminé diciendo hace un año: Salvemos al mundo. Muchísimas gracias, señoras y señores.

No hay comentarios.: